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Siguiendo un meme que mi amigo Spidey de Metodologic ha publicado en Facebook, por aquí publico mi lista de 15 videojuegos que me han marcado de una u otra manera. No importa el orden y no los tengo que pensar mucho, así que hablaré de los primeros que se me ocurran.
1. California Games
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El California Games es uno de los primeros juegos a los que jugué cuando era pequeño en la Master System de mi primo. Estaba dividido en varias pruebas individuales muy variadas en las que había que conseguir la máxima puntuación: monopatín, patines, surf… Me sorprendió por lo diferente que era el juego en su día ya que cada pantalla proponía un minijuego distinto.
Mi primo también tenía una versión del California Games para un ordenador que ya era antiguo de entonces, con una pantalla de fósforo verde. Le pedí el disquete de 5,25 del juego para que un amigo informático de mi padre me lo copiase a uno de 3,5 y así poder jugarlo en mi flamante 286, pero algo debió hacer mal y nunca conseguí jugar en casa.
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Años después lo bajé en un emulador y me di cuenta de que el juego había perdido gran parte de su frescura y gracia. El control era tosco y sus mecánicas se habían quedado un poco anticuadas. Es de esos típicos juegos que en su día te quedas con ganas de más, pero cuando tienes la posibilidad de disfrutarlo te das cuenta de que no era para tanto.
2. Little Big Adventure
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El Little Big Adventure captó mi atención desde el momento en el que vi a mi hermano jugarlo en su PlayStation. A veces los hermanos salen un poco capullos y el mío nunca me dejó jugar en su consola.
La vista del LBA era isométrica y los escenarios lucían estupendamente. Desde fuera parecía que la historia del juego era entretenida y además algo distinta a las otras, ya que se podía elegir la manera en la que el protagonista se comportaba (podía estar enfadado, en modo deportista, en modo sigiloso y en modo normal).
Hace un par de semanas me lo descargué y jugué por fin mi primera partida en un mac mini viejo y barato que compré en eBay por 150€ con gastos de envíos. Lo tengo lleno de juegos, pelis, series y emuladores y estoy encantado con él.
Volviendo al juego he de decir que no llegué muy lejos y que el control me pareció horroroso, pero debo reconocer que aún tiene algo de encanto. A veces un mal control hace que uno se pique e intente dar lo mejor de sí mismo, y a los survival horror siempre les sentó de lujo. Los zombies de los primeros Alone in the Dark o de los primeros Resident Evil darían menos miedo si apuntar fuera más fácil.
3. Solomon’s Club
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Solomon’s Club es el juego que más me marcó en la Game Boy, con la excepción del Tetris y del Bubble Bobble. Combinaba puzles con plataformas de una forma muy original. En cada pantalla tocaba conseguir una llave con la que abrir la puerta de salida del nivel, pero no era una tarea fácil puesto que diversos enemigos muy bien diseñados intentaban que no lográsemos nuestros objetivos.
La posibilidad de poder elegir el nivel en el que jugar era un puntazo, ya que no había que repetir siempre la misma fase para pasar a la siguiente. Esto era algo que me desquiciaba en otros títulos como el Super Mario Land y que agradecí enormemente en sus secuelas protagonizadas por Wario.
El juego nos invitaba a explorar y a conseguir más puntuación para poder canjearla por beneficios en una tienda.
Aún de vez en cuando le meto las pilas a la Game Boy Pocket y me pongo a jugar al Solomon’s Club, que sigue siendo tan divertido como siempre.
4. Blood Bros.
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El Blood Bros. ha sido uno de los mejores traga monedas de los recreativos. Una máquina que tan pronto se iba de un bar aparecía en otro.
Se trata de un shooter en tercera persona de los de antaño, de la escuela del Cabal, con los personajes clavados en el fondo de la pantalla pudiendo moverse para esquivar las balas mientras disparan a todo lo que se mueve.
Los escenarios eran muy ricos y elaborados. Parecía que sstaban vivos y los enemigos interactuavan con ellos. El cariño que pusieron los programadores en este juego es similar al que puso SNK en la elaboración del Metal Slug, un juego en el que en lugar de encontrarte a los soldados esperando para dispararte podías sorprenderlos jugando a las cartas o asando unas sardinas.
También había partes de los escenarios que explotaban o se derruían, y si uno sabía donde disparar podía ahorrar muchas balas y acabar antes los niveles.
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Unos cerdos que aparecían corriendo por la parte baja de la pantalla mejoraban nuestro arsenal regalándonos escopetas si conseguíamos alcanzarlos con alguna bala. También disponíamos de varios cartuchos de dinamita pero de forma limitada.
Era uno de los mejores juegos para jugar a dobles encarnando al vaquero y al indio, los hermanos de sangre.
5. Phantasmagoria
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El Phantasmagoria era un juego que me llamó la atención en la estantería de El Corte Inglés de Vigo porque estaba de oferta e incluía 7 CDs (la versión de Sega Saturn tenía hasta 8CDs).
¿Cómo era posible que un juego ocupase tanto? En en año 1995 tenía 12 años y no era consciente de que estábamos en la época en la que las películas interactivas, gracias a la capacidad de almacenamiento del CD frente a los cartuchos, intentaban hacerse con su hueco de mercado. Más tarde pasarían de moda porque daban como resultado juegos planos, repetitivos y poco jugables en la mayoría de las ocasiones.
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Pudo haber sido el último juego que compré sin saber nada de él, por los gráficos ultrarealistas que mostraba en la contraportada, lo que por otra parte era normal puesto que eran escenas de vídeo pregrabadas. El dinero para juegos escaseaba y solía informarme en la Hobby y en la Super Juegos de qué títulos merecían realmente la pena. Pero el Phantasmagoria prometía grandes dosis de violencia así que caí en la tentación…
Como aventura gráfica el Phantasmagoria no tenía un guión especialmente consistente ni atractivo. Tras pasarme unas cuantas pantallas lo abandoné en la estantería y me olvidé de él porque la historia no me enganchó. Quizás algún día le de otra oportunidad, aunque muchos otros juegos que merecen segundas oportunidades se encuentran antes en la lista.
6. Los Justicieros
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Probablemente me haya venido a la mente Los Justicieros tras haber hablado de Phantasmagoria, ya que se trata de otra película interactiva. Pero esta era mucho mejor, ambientada en el lejano Oeste de Almería y protagonizada con mucho humor por actores patrios como Paco Calatrava en el papel del jefe indio o Javier de Campos interpretando al enterrador.
Me compré este juego a 2995ptas en el quiosco simplemente porque lo publicaba Dinamic Multimedia. Todo lo que publicaba Dinamic era símbolo de calidad. Juegos más baratos que la media que prometían horas y horas de diversión. Casi siempre muchas más que las de los cartuchos de 12995pts de Super Nintendo.
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Tras un comienzo espectacular en el que no podía soltar el ratón y parar de disparar a los vaqueros, el juego se volvía un poco repetitivo, como es normal en las pelis interactivas. La calidad gráfica no era excesivamente buena y los disparos no iban al lugar en el que estaba el enemigo a pesar de que mi puntería fuese buena. Esto acabó por desquiciarme, así como los niveles en los que me mataban casi al final y me quedaba sin balas para poder reaccionar en la siguiente vida, condenado a una muerte segura.
Los Justicieros es una muestra de que en España se pueden hacer juegos muy interesantes y divertidos.
7. Tumble Pop
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El Tumble Pop era lo más parecido al videojuego de los cazafantasmas que podíamos encontrar en los salones recreativos. Varios mundos llenos de enemigos a los que aspirar y lanzar contra otros descubriendo a su paso items ocultos en la pantalla.
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Un sistema de juego parecido al del Snow Bros pero mucho más ágil, con la estética manga muy vistosa y con unos jefes finales que ocupaban una gran porción de la pantalla.
8. Hammerin’ Harry
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En el Hammerin’ Harry teníamos que ayudar a nuestro protagonista a acabar con una malvada compañía inmobiliaria que le había derruído la casa.
El jefe final era el empresario a la cabeza de la compañía que, para acabar con nosotros, nos lanzaba fajos de billetes. Supongo que más que lastimar al protagonista lo sobornaba, y todos tenemos un precio…
Con esta temática tan de actualidad en la España de nuestros días, tomábamos el control de Harry que, armado con su mazo, se disponía a recuperar lo que un día fue suyo.
Los sprites de los personajes eran grandes y muy simpáticos. Ocupaban gran parte de la pantalla lo que dotaba al juego de espectacularidad. Además Harry guardaba cierta semejanza estética con Son Goku, y eso hacía de gancho perfecto para que todo el mundo se animase a echar una moneda.
9. Best of the Best: Championship Karate
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Cuando hice la primera comunión, alguien me regaló el juego Best of the Best: Championship Karate ya que estaba de oferta y no se iba de presupuesto. Los juegos de Super Nintendo eran carísimos.
Era un juego de boxeo en el que los personajes se controlaban de una forma que nunca llegué a comprender, los sprites de los boxeadores eran pequeños y casi toda la pantalla estaba ocupada por el ring y el público.
Tras darle tres o cuatro oportunidades terminé por devolver el cartucho a la caja de la que nunca volvió a salir. Quizá sea de los juegos de Super Nintendo que conservo en mejor estado.
No sé por qué, pero creo que tengo el cartucho repetido. No lo entiendo, los juegos malos a veces se reproducen.
10. Super Mario Bros 3
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Recuerdo el día en el que mis padres aparecieron en casa con una NES. Fue uno de los días más felices de mi vida porque no me lo esperaba y porque así podría jugar por fin al videojuego que más me gustaba entonces, el Super Mario Bros 3. Mis padres me dijeron que para jugar tenía que acabar los deberes, y no sé porqué pero aquél día con los nervios no podía ni empezarlos. La música que salía de la habitación de al lado de mi hermano jugando a la consola no me dejaba concentrar.
Al final los acabé de aquella manera y pude disfrutar del que para mi, es el mejor plataformas de la historia. Un salto gráfico y jugable increíble respecto a las anteriores entregas. Un montón de Warp Zones en las que conseguir flautas para saltar. Un montón de mundos distintos, cada uno con sus características… Un juego que lo cambió todo y definió el camino a seguir de la saga más importante de los videojuegos.
11. Yesterday
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‘Yesterday‘ o ‘New York Crimes‘ son los títulos que recibe un mismo juego desarrollado por la gente del estudio español Pendulo. Se trata de la última aventura gráfica que me ha enganchado, y eso tiene más mérito de lo que parece ya que a mi no me gustan las aventuras gráficas. Nunca me he acabado ninguna aventura gráfica de LucasArts o Sierra. Siempre fui de juegos más directos y me desquiciaba el estar atascado sin saber cómo continuar. Ahora eso lo soluciono gracias a Internet. Llámame cheater.
La historia es bastante entretenida y variada. A veces, tras un cambio de escenario a otro, uno tiene la sensación de que acaba de empezar un juego distinto.
Yesterday lo compré para iPad y estoy muy satisfecho de haberlo hecho (y ya ando cerca del final, puesto que ando jugándolo actualmente). Por ahora debo decir que aunque me está gustando, el control no está del todo pulido y muchas veces no queda claro en qué partes de la pantalla se puede pinchar y en cuales no (aunque para solucionar esto dispone de una ayuda, al igual que también el juego puede ayudar en los momentos en los que el jugador se quede atascado).
12. Another World
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El Another World siempre me llamó la atención por su apartado gráfico en 3D en una época en la que apenas había juegos poligonales. Además no ha envejecido nada mal, incluso si lo comparamos con la mayoría de juegos lanzados a posteriori, ya que las 3D suelen envejecer mucho peor que las 2D. Su aspecto simplista ha jugado a su favor.
Realmente uno se siente en un mundo alternativo porque la ambientación del juego es sobervia y el arte impecable. En su día me pareció un juego muy difícil o no tuve la paciencia necesaria para acabarla. La verdad es que no lo recuerdo, aunque quizá simplemente fue que tuve que devolverle el cartucho cambiado a un amigo. De todas formas, justo ahora me encuentro poniendo remedio a esto desde un emulador.
13. Sim City 2000
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De todos los videojuegos de estrategia a los que he jugado, el Sim City 2000 merece un lugar especial entre ellos al ser uno que me ha conseguido enganchar 3 veces. La primera en casa de un amigo, en la que teníamos entre los dos una ciudad increíble con millones de personas y los mejores edificios. La segunda en mi casa, años después, donde no llegué tan lejos e hice una ciudad toda cuadriculada y aburrida. La tercera vez fue cuando a mi padre le regalaron un Pocket PC y una Palm, y me dió el Pocket PC porque le pedí la Palm (supuso que se quedaba con el mejor aparato al ser el que yo elegía, pero yo elegí la Palm porque de los dos era el único compatible con Macintosh). En aquella época estudiaba en Madrid y en mis viajes en tren a Santiago de Compostela le cargué el juego y volví a engancharme. Estoy seguro de que me volvería a enganchar de nuevo, por eso no he jugado a ninguna de las sucesivas versiones que han ido saliendo porque tengo poco tiempo y la verdad es que intento no gastarlo mirando para la pantallita. Así que últimamente sólo juego a títulos con una jugabilidad directa: de fútbol, juegos arcade, etc. Y sí… Candy Crush. Tampoco he probado los MMORPG, que por lo que parece también son una buena droga. Mis amigos que están enganchados al LOL ya no salen ni a tomar cañas. Ellos antes molaban.
14. Hitman
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El Hitman (no recuerdo si era la primera, segunda o tercera entrega) es un juego que me sorprendió por su planteamiento y por su rejugabilidad. Daba gusto encarnar al Agente 47, infiltrarse en los sitios consiguiendo los trajes y completar la misión sin que a uno lo hubieran visto. Repetía las pantallas hasta conseguir el nivel ‘fantasma’ pero muchas veces no era fácil.
Hace unos meses me compré la edición especial del Hitman de la XBOX 360 pero todavía no he tenido la oportunidad de disfrutarlo como se merece. Así que está ahí, aparcado en la pila de juegos pendientes. A medida que uno crece se va quedando casi sin tiempo libre para jugar. El trabajo y la página consumen casi todo y al final, en lugar de arrancar la consola me tiro en cama con el móvil y poco más.
15. Bart Simpson vs. the Space Mutants
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Bart Simpson vs. the Space Mutants fue el primer gran juego que tuve en mi 286. El que había elegido cuando mi padre compró el ordenador era un clónico del Donkey Kong, pero era una época en el que las mecánicas del Donkey se habían quedado algo desfasadas y ya no hacía mucha gracia eso de saltar barriles.
Mi padre me lo compró junto con un joystick que no supo instalar en el ordenador. Había que conectarlo al puerto de la tarjeta de sonido (de aquella no había USBs), instalar los drivers y por último calibrarlo. Pero mi padre simplemente conocía los comandos básicos del MSDOS que le permitían realizar su trabajo, así como todos los atajos de teclas del WordPerfect que tenía pegados con celo en una chuleta en la parte alta del monitor. Así que no me dejó jugar hasta que terminó de pelearse con el ordenador. Siempre se está peleando con las máquinas y aún hoy en día, cada vez que se le cuelga el Word me mira como si yo tuviese la culpa de que le sigan pasando estas cosas porque soy informático.
Volviendo al juego de los Simpsons debo decir que se trataba de un plataformas muy interesante. Bart podía gastar bromas a Mou desde una cabina de teléfono, utilizar spray para pintar de rojo los elementos rosados de la pantalla, utilizar unas gafas para saber quién era extraterrestre y quien no e incluso andar en monopatín. Vamos, que aunque el juego hoy en día no esté en el Olimpo de los Clásicos, a mi juicio sí que merecería estar.
¿Y a tí? ¿qué 15 videojuegos te marcaron?